Vidas en Ciencia

¿Somos los humanos completamente racionales? ¿Todas nuestras decisiones son tomadas basadas en la racionalidad y la lógica? ¿Cómo tomamos decisiones? 

Algunas de estas preguntas son las que se hizo Daniel Kahneman, un psicólogo nacido en 1934 y una de las figuras principales de la economía conductual. Su interés por la conducta humana se remonta desde su infancia en una Francia ocupada por el régimen Nazi, en donde una experiencia social con un soldado le hizo pensar que “la gente era infinitamente complicada e interesante”. 

Obtuvo su licenciatura en ciencias con especialidad en psicología y posteriormente un máster en matemáticas. Se ha desempeñado, además, como profesor de psicología en la Universidad Hebrea de Jerusalén, en la Universidad de Columbia Británica, y en la Universidad de California. Su último empleo en docencia fue como catedrático en el Departamento de Psicología de la Universidad de Princeton. 

Su campo de estudio se relaciona estrechamente con el juicio y la toma de decisiones, la conducta económica y la psicología hedonista. Su larga colaboración con Amos Tversky en los tres primeros campos generó una serie de publicaciones que culminaron con la publicación de la Teoría de las Perspectivas, que le valió a Kahneman el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en 2002, mejor conocido como el Premio Nobel de Economía. Brevemente, la Teoría de las Perspectivas explica que los individuos toman decisiones en entornos de incertidumbre que se aleja de los principios básicos de la probabilidad, es decir, que no son completamente racionales y que no contienen una lógica probabilística detrás. Denominaron a estas decisiones “atajos heurísticos” y plantearon una serie de atajos que explican conductas no racionales a la hora de tomar decisiones. Esta teoría fue retomada en conjunto con Richard Thaler, un economista, formulando un artículo llamado Hacia una teoría positiva de la elección del consumidor, artículo que introduce la teoría de las tomas de decisiones y atajos heurísticos al consumo y conductas económicas de las personas. 

Un ejemplo de los atajos heurísticos es el de aversión a la pérdida. Este tópico intenta explicar la tendencia de las personas a preferir evitar pérdidas monetarias antes de conseguir ganancias monetarias equivalentes, es decir, a las personas las pérdidas les pesan mucho más que las ganancias. Este concepto es clave, ya que plantea un rompimiento con la teoría de la economía, en donde se asume que las personas están motivadas por su riqueza total. Kahneman y Tversky plantean que esto no es así, sino que las personas están motivadas por la variación de dicha riqueza, por las pérdidas y ganancias con respecto a un punto de referencia. 

Este planteo resultó novedoso y fascinante debido a que explicaba numerosos fenómenos sociales, principalmente el éxito o fracaso de cualquier negociación económica.

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