¿Por qué es bueno hacer deporte?

Cuentan algunas anécdotas que Bobby Fisher, gran maestro en la historia del ajedrez, cuando participó del campeonato mundial de ajedrez que tuvo lugar en Tucumán, Argentina, en 1972, exigió como condición de participación tener a alguién disponible las 24 horas del día para jugar al tenis. 

Gary Kasparov, otro gran maestro del ajedrez ha sido un gran deportista toda su vida, corriendo cien metros en atletismo, jugando al fútbol y asistiendo al gimnasio todos los días con el objetivo de preparar su cerebro para las partidas de ajedrez. 

Estos dos intelectuales del ajedrez, como muchas otras personas dedicadas al alto rendimiento tanto intelectual como físico, deciden entrenar sus cuerpos de manera diaria para ayudar a alcanzar sus objetivos. 

No es ninguna novedad que el deporte y la actividad física contienen muchos beneficios para la salud física y mental de las personas. Pero, ¿sabes por qué?

Muchos estudios científicos han demostrado que el deporte o preparación física logran una mayor oxigenación del cerebro y estimulan las conexiones neuronales. Además, la actividad física, al ser un conjunto complejo de coordinación de movimientos específicos y algunos deportes incluso adhieren la táctica que demanda un esfuerzo cognitivo, pone en juego la activación cerebral generalizada, ya que cuando una tarea demanda cada vez más dedicación, la capacidad funcional de las neuronas aumenta, así como la cantidad de las mismas en el cerebro. El proceso de formación de nuevas neuronas se da en el hipocampo, y se conoce como neurogénesis, y variados estudios en roedores han comprobado que el ejercicio duplica y hasta triplica la creación de nuevas neuronas a través de este proceso, en el que también se encuentra involucrado el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF). El BDNF es una neurotrofina que está involucrada en la supervivencia de las neuronas, así como en la correcta ejecución de funciones cognitivas, como la memoria. Se ha demostrado que el ejercicio físico intenso aumenta los niveles de BDNF, promoviendo así mejoras cognitivas, y cómo se nombró antes, la neurogénesis. 

El ejercicio físico, además, genera cambios a nivel funcional y físico, mejorando el desarrollo y adaptación del cerebro, aumentando neurotransmisores y sus conexiones, principalmente la noradrenalina, las endorfinas, la serotonina y la dopamina, las cuales aumentan la sensación de bienestar, incrementan la motivación y el rendimiento cognitivo general, regula los estados de ánimo, y son sustancias claves en la enfermedad de alzheimer y parkinson, entre otras. El ejercicio físico es un método de protección para el cerebro frente a estas enfermedades neurodegenerativas y a reducir el impacto de las mismas cuando estas se presentan inevitablemente. 

A niveles psicológicos, estudios han demostrado que la actividad física realizada de manera regular y a largo plazo tiene efectos antidepresivos y ansiolíticos. También aumenta el umbral de dolor gracias a la liberación de endorfinas, que inhiben las fibras nerviosas que transmiten el dolor. 

Tanto en niños como en adultos, pero principalmente en niños, el ejercicio o práctica de algún deporte de forma regular favorece las habilidades cognitivas como la memoria de trabajo, la atención y el control inhibitorio, siendo que tiene un efecto en cerebros en desarrollo. Por otro lado, la práctica de deportes en equipo favorece la comprensión y asimilación de reglas y normas, además de generar respeto por el otro, un mayor compromiso por la responsabilidad y el compañerismo. En deportes individuales, favorece la autodisciplina, el autoconocimiento y la tolerancia a la frustración. 

Por último, y no menos importante, el ejercicio físico es uno de los tres pilares de la salud y el bienestar, junto con la alimentación y el sueño. 

Recomendaciones para empezar: 

Si no te encuentras acostumbrado al ejercicio físico de manera constante, te daremos algunas recomendaciones para comenzar y mantener la actividad con éxito. 

La recomendación principal es realizar 30-40 minutos de ejercicio 3 a 5 veces por semana, pero esto puede ser algo difícil para comenzar, por lo que lo deseable es iniciar de a poco. 

Se pueden comenzar con 20 minutos de caminata tres veces por semana. A partir de ahí, cuando la propia persona lo encuentre apropiado, puede aumentar la intensidad pasando a un leve trote o bien puede aumentar un poco más el tiempo de la caminata. 

Luego de algunos meses de constancia, este ejercicio puede complementarse con algunos ejercicios que involucren peso, ya sean peso externo como pequeñas pesas hasta el peso del propio cuerpo, como sentadillas o flexiones de brazos. 

Es importante además no olvidar los ejercicios de estiramiento para evitar cualquier tipo de daño o lesión y mantenerse hidratado, más aún cuando el ejercicio es en momentos del año calurosos y al aire libre. 

Bibliografía

Comparte este artículo

Share on facebook
Share on linkedin