Planificación nuevo año

Cuando un nuevo año comienza, las personas intentamos organizarnos para afrontar el resto del año con los menores tropiezos posibles. Nos proponemos metas, comenzar nuevas actividades, adherirnos a nuevos hábitos que pueden ser saludables para nosotros. Pero muchas veces, esto cuesta más de lo que creemos. Al aplicar principios de neurociencia para organizarse, planificar y ejecutar las acciones que queramos lograr, puedes maximizar tu productividad y bienestar. A continuación dejamos algunos consejos basados en investigaciones neurocientíficas que pueden ayudarte con este proceso:

Establecer metas claras y alcanzables: La claridad de las metas activa la corteza prefrontal, responsable de la planificación y toma de decisiones. Desglosa tus objetivos anuales en tareas más pequeñas y manejables.

Crear hábitos: Los hábitos se forman a través de la repetición, ya que fortalecen las conexiones neuronales. Al iniciar nuevas rutinas al comienzo del año, estás creando estructuras cerebrales que facilitan la ejecución automática de tareas. Procura ser constante en la práctica de dichos hábitos, con la flexibilidad suficiente para entender que se puede flaquear en el proceso de crear nuevos hábitos. El secreto es siempre volver a hacerlo, no importa si no hemos alcanzado la meta planeada. 

Priorizar tareas: La atención es limitada, por lo que es esencial priorizar las tareas importantes. Utiliza técnicas como la Matriz de Eisenhower para distinguir entre lo urgente y lo importante, las tareas que podemos posponer, y hasta las que podemos delegar a alguien más. 

Descansos programados: El cerebro no puede mantener un rendimiento óptimo sin pausas. Programa descansos cortos para mantener la productividad y mejorar la concentración. La técnica Pomodoro, que sugiere trabajar durante 25 minutos seguidos de un breve descanso, es respaldada por la neurociencia.

Variar las actividades: La neurociencia respalda la importancia de cambiar entre tareas para mantener la atención y prevenir el agotamiento. Alterna entre tareas más desafiantes y otras más rutinarias para maximizar la eficiencia. Encontrá qué momento del día tu energía es más notoria, y procura poner las tareas que demandan más esfuerzos cognitivos en ese momento. 

Dormir lo suficiente: El sueño es crucial para el funcionamiento cognitivo y es uno de los pilares centrales del bienestar. Asegúrate de obtener la cantidad adecuada de sueño, ya que esto optimiza la consolidación de la memoria, la toma de decisiones y la resolución de problemas.

Alimentación equilibrada: Una dieta balanceada proporciona los nutrientes necesarios para el óptimo funcionamiento cerebral. Incluye alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, antioxidantes y proteínas, evitando las comidas pre-procesadas y con exceso de azúcar. 

Practicar la atención plena (mindfulness): La atención plena reduce el estrés y mejora la función cognitiva. Dedica tiempo diario para practicar la meditación o simplemente estar presente en el momento actual.

Ejercicio regular: La actividad física mejora la circulación sanguínea y estimula el crecimiento de nuevas neuronas. Incluye ejercicios en tu rutina para potenciar tu capacidad cerebral y reducir el estrés. La organización mundial de la salud sugiere 150 minutos de ejercicio aeróbico por semana, por lo que salir a caminar o usar una bicicleta pueden ser un gran beneficio para tu cuerpo. 

Socializar: Las interacciones sociales positivas liberan oxitocina, una hormona que promueve la empatía y reduce el estrés. Asegúrate de mantener conexiones sociales para apoyar tu bienestar emocional.

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