La abogacía, una profesión de riesgo (para la salud mental)

por Francisco Ferrer Arroyo.
Introducción:

La abogacía es una profesión aparentemente marcada por la búsqueda de la verdad y la justicia, pero encierra una oscura realidad: el malestar emocional de quienes la ejercen. Los estudios revelan que padecen cuatro veces más cuadros de depresión que la población general; sufren el doble de trastornos vinculados con la angustia, tales como ansiedad, ataques de pánico y fobias; y tienen más problemas con el consumo de alcohol que otros profesionales (Krill et al., 2016, 2021; Bibelhausen et al., 2015).

Pero ello no termina allí ya que como es una profesión donde se debe transmitir una apariencia de seguridad y control emocional, cualquier malestar psicológico se intenta ocultar para no evidenciar una supuesta debilidad.

En este contexto, los abogados se ven acorralados entre un mandato cultural que les exige mantener una apariencia de seguridad y un mundo emocional que deben apuntalar en silenciosa soledad.

Si hubieran aprendido en la facultad algunas tareas de autocuidado, podrían lidiar mejor con sus emociones. Sin embargo, la carrera de derecho los prepara, casi exclusivamente para el litigio, y no para prevenirse o curarse de los daños que el litigio les puede provocar. De allí que la estrategia a la que acuden sea la más intuitiva: la negación. El tragarse las emociones, como dicen en el foro, es la gestión emocional por antonomasia. Pero las emociones que se degluten no se digieren bien, y se regurgitan por medio del insomnio, la irritabilidad, el estrés familiar, los ataques de pánico, etc.

Por ello, es útil comenzar a problematizar cómo se ejerce la profesión legal, y evidenciar las causas más recurrentes que les causan sufrimiento emocional a sus profesionales.

 

Causas más frecuentes del malestar emocional en la profesión jurídica:

Las causas habituales que contaminan la salud mental de los operadores del derecho son las siguientes:

  • Pesimismo: No es extraño que a los abogados muchas veces se los acuse de ver siempre el vaso medio vacío, o anticipar peligros en todas las oportunidades que se presentan. Pero ello es algo que han aprendido en la facultad. El mejor alumno es aquel capaz de pensar en escenarios futuros de manera pesimista para proteger así los intereses de los clientes. Eso luego puede convertirse en una deformación profesional que termina sesgando la percepción de su realidad, y los hace percibir el mundo como un lugar hostil y peligroso. Cuando la profesión se fusiona con la subjetividad, toda experiencia se filtra a través de esta lente negativa, lo que suele causar sufrimiento
  • Perfeccionismo: En el campo legal los detalles son muy importantes, y los abogados deben prestar mucha atención para no cometer errores. Pero incluso, cuando ya han hecho un trabajo y aguardan el resultado, la duda de si no habrán cometido algún pequeño error los suele acompañar. Esta búsqueda constante de perfección y autoexigencia son características distintivas de un excelente abogado. Sin embargo, como bien los saben estos profesionales, el precio que conlleva esta exigencia interna puede ser muy elevado si no se implementan medidas adecuadas de autocuidado.
  • Falta de control: La tarea del abogado no depende exclusivamente de su esfuerzo y dedicación, pues a pesar de haber hecho todo bien, no existe seguridad de que la sentencia salga como se espera. Ello genera que, a pesar de haber destinados esfuerzos significativos para no dejar ningún cabo suelto, se conviva con la incertidumbre. De este modo, la satisfacción de haber cumplido con su trabajo, no depende exclusivamente de su esfuerzo y dedicación, sino de circunstancias que están fuera de su control, impidiéndole tener sensaciones de certeza en su labor.
  • Sobrecarga de trabajo: La cantidad abrumadora de casos asignados a los abogados de estudios jurídicos puede resultar en largas horas de trabajo, incluso los fines de semana. Pero a ello se suma una presión constante para cumplir con los plazos procesales, ya que el riesgo de perder un caso por esta vía es altísimo. Finalmente, algunos profesionales de estudios importantes, también deben cumplir con facturar una cantidad de horas determinadas para mantener su posición en el estudio.
  • Desequilibrio entre la vida profesional y personal: La vocación por el trabajo, y las demandas propias de la actividad pueden dificultar la conciliación entre las responsabilidades laborales y la vida personal. Así, los abogados empiezan a dejar de lado fuentes naturales de bienestar emocional como jugar con los hijos, disfrutar los fines de semana, compartir momentos con la pareja, etc. Todo lo que permite auto repararse, puede quedar desplazado por obligaciones laborales, o también, porque el trabajo se consumió toda la energía durante la semana.
  • Presión por cumplir con los estándares profesionales: Los abogados pueden sentir la presión de mantener altos estándares éticos y profesionales en todo momento. Esto se evidencia cuando deben tolerar clientes prepotentes; clientes que cometieron actos repulsivos; o clientes que les cuentan situaciones horripilantes que vivieron. En todos los casos, el abogado actúa como un psicólogo, pero sin tener todas las herramientas necesarias para canalizar las interacciones.
  • Estigmatización sobre la salud mental: Finalmente, todo el sufrimiento que hemos señalado podría alivianarse con ayuda y apoyo profesional. Sin embargo, existe un tabú sobre el tema de la salud mental en el campo legal que dificulta hablar sin tapujos sobre estos temas. En esta cultura del silencio emocional, se consideraría aceptable que un abogado cuente sobre su tratamiento contra el cáncer, pero no que está combatiendo una depresión u otras afecciones mentales. Esta reticencia conlleva retrasos en la búsqueda de ayuda profesional, lo que a su vez agrava las condiciones de salud mental.

 

Estrategias para Afrontar el Malestar Emocional:
  • Detección temprana y ayuda: El trabajo puede cansar, pero no agotar; puede entristecer, pero no angustiar. Cuando esto ocurre, se debe escuchar al cuerpo, reconocer sus síntomas, desestigmatizar el tema de la salud mental, y no subestimar sus impactos en el bienestar. Este es el primer paso. Luego, es recomendable buscar ayuda de un psicólogo para un diagnóstico adecuado y un tratamiento efectivo.
  • Fomento del autocuidado: Promover el autocuidado físico y emocional es esencial para mantener un equilibrio saludable en la vida de los abogados. Esto incluye actividades como ejercicio regular, relaciones sociales positivas, tiempo para relajarse y disfrutar de pasatiempos, y mantener hábitos de sueño saludables. Pero no debe esperar que la motivación o las ganas de hacer estas cosas surjan, se deben realizar aun sin el deseo de hacerlas, y con la rutina se instalarán como parte de la subjetividad, ayudando a desplazar los aspectos negativos.
  • Desconexión del trabajo y descanso: Es importante establecer límites claros entre el trabajo y la vida personal, aunque se trabaje desde el hogar o se vivan nuevas pandemias. Algunos abogados dicen ponerse el delantal de abogado cuando trabajan, y dejarlo en el estudio al ir a su casa, para no contaminarla. Otros hacen un pacto consigo mismos obligándose a dedicar tiempo a lo que antes les generaba bienestar. Finalmente, no está de más decir que tomarse vacaciones también ayuda a desconectarse del trabajo, recarga energías y previene el agotamiento emocional.
  • Comunicación, visibilizarían y apoyo: Fomentar un ambiente de apertura y apoyo mutuo en el lugar de trabajo permite a los abogados compartir sus preocupaciones y buscar ayuda sin temor al estigma o la discriminación. La comunicación abierta y transparente sobre la salud mental es esencial para crear un entorno de trabajo saludable y compasivo. Hablar de los temas que agobian es una forma de descomprimir la presión interna, y hablar con un profesional de la salud mental, es una forma de empezar a trabajar sobre esa presión. Pero en el contexto estigmatizante en el que se encuentra la profesión legal, esto no puede ser tarea de uno solo, sino que los estudios, fundaciones y colegios de abogados deberían promover la visibilidad del fenómeno

Estas estrategias, combinadas con un cambio en la cultura laboral que priorice el bienestar emocional y la salud mental, pueden marcar la diferencia en la vida de los abogados y garantizar un futuro más saludable y equilibrado en la profesión legal. Desde el Instituto de Neurociencias y Derecho de la Fundación INECO creemos que es hora de romper el silencio y enfrentar la realidad de la salud mental en la abogacía con valentía y determinación.

 

 

 

Referencias bibliográficas 

Bibelhausen, J., Bender, K., y Barrett, R. (2015) Reducing the Stigma: The Deadly Effect of Untreated Mental Illness and New Strategies for Changing Outcomes in Law Students. William Mitchell Law Review: Vol. 41: Iss. 3, Article 7.

Cetkovich, M. (2018) El estigma de la enfermedad mental y la psiquiatría. Buenos Aires: Paidósn. 

Krill, P.R. y Anker J. (2021) Stress, drink, leave: An examination of gender-specific risk factors for mental health problems and attrition among licensed attorneys. PLoS One. 2021 May 12; 16(5). 

Krill, P.R.; Johnson, R; Albert, L. (2016) The Prevalence of Substance Use and Other Mental Health Concerns Among American Attorneys, Journal of Addiction Medicine: January/February 2016 – Volume 10 – Issue 1 – p 46-5.

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