“Generación plateada”: los mayores de 60 años buscan desarrollar cada vez más hábitos saludables

Ingresar a la sexta década de vida no implica el fin del bienestar y la productividad. La nueva madurez bajo la lupa de un especialista consultado por Infobae

En la actualidad, hablar de bienestar hace referencia a alcanzar una mejora en la calidad de vida de las personas, estimulando la mente y manteniendo la capacidad funcional en el desarrollo evolutivo. Por este motivo, fomentar el bienestar en las personas mayores de 60 años resulta indispensable, ya que pueden comenzar a presentarse deterioros de ciertas funciones cognitivas e incorporar hábitos saludables podría retrasarlo.

Las personas que superan los 60 años son el grupo etario al cual suele denominarse “generación plateada” o “generación silver” (en alusión a las canas) . En los últimos años, la percepción social sobre esta etapa de la vida se ha visto modificada. Ahora esta generación se caracteriza por tener una posición cada vez más activa, relacionada con estar en constante aprendizaje y movimiento, y en busca de cada vez más alternativas que les permitan alcanzar el bienestar.

En ese marco, la unidad de negocios del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), INECO U, desarrolló una nueva formación que busca acercar a la generación silver técnicas y recursos para tener una vida más saludable, brindando estrategias efectivas para lograr el bienestar.

En una entrevista con Infobae, el doctor Julián Bustin, Jefe de Gerontopsiquiatría y de la Clínica de la Memoria de INECO, y docente invitado del Curso de Neurociencias para el Bienestar en Mayores de 60 de INECO U, aseveró: “Se ha demostrado que ejercitarse regularmente, junto a la estimulación cognitiva y la actividad social, aumenta la sensación de bienestar personal en las personas mayores”.

“Existen 12 factores de riesgo para el deterioro cognitivo que los podemos modificar con nuestros hábitos, lo que permitiría reducir en un 40% las posibilidades de tener un deterioro de ese tipo. Eston son: sedentarismo, tabaquismo, hipertensión, obesidad, diabetes, discapacidad auditiva, bajo nivel educativo, lesiones traumáticas en la cabeza, contaminación del aire, consumo excesivo de alcohol, depresión y contacto social poco frecuente”, detalló.

Para el especialista, “se trata de factores que pueden ser modificados a partir de la adquisición de diferentes hábitos saludables, tales como la realización de actividad física, la incorporación de dietas balanceadas, el desarrollo de un descanso adecuado, la estimulación cognitiva, la actividad social, control de los factores de riesgo cardiovasculares (p. ej.: presión arterial, colesterol, azúcar en la sangre, etc.) y todos los elementos necesarios para mejorar la audición (p. ej.: audífonos)”.

Hoy en día, los avances en el campo de la salud y las mejoras en el estilo de vida de la sociedad, llevaron a un crecimiento sustancial de la esperanza de vida generando mayor interés por parte de este grupo de la población en incluirse en mayor cantidad de actividades sociales y educativas.

En relación a los cambios que surgieron, se fueron incorporando nuevas demandas de conocimiento en las personas mayores. Anteriormente predominaba la idea de retirarse y utilizar esa etapa para el descanso; ahora suelen optar por comenzar una nueva etapa altamente desafiante, llena de metas y propósitos renovados. De ese modo, el escenario actual propone un reentrenamiento permanente en habilidades y en capacitaciones, con el objetivo de lograr hábitos y conductas más saludables extendidas en el tiempo.

“Los efectos de la jubilación en personas mayores van a depender de diferentes factores tales como la situación de salud del adulto, los recursos con los que cuenta, su personalidad, entre otros. Las sensaciones al llegar a esa etapa de transición son muy variadas según cada persona, desde el momento en que ingresan a ese período e incluso en el desarrollo del mismo, ya que lo atraviesan de diferentes maneras. Además, dependerá de si la persona ha trabajado activamente toda su vida adulta o no”, advirtió Bustin.

No obstante, según el experto, “independientemente de su grado de actividad laboral, un factor común para todas las personas mayores que deben afrontarla, es que suele ser movilizadora y que necesita de su adaptación porque será una nueva etapa que les presentará diferentes desafíos”.

“Al llegar al momento de la jubilación, lejos de iniciarse el camino del retiro, muchas personas mayores comienzan un nuevo camino que consideran como oportunidad para cumplir con nuevos desafíos. Anteriormente, predominaba la idea de utilizar esa etapa para el descanso, mientras que hoy en día suelen optar por comenzar una nueva que sea altamente desafiante, llena de metas y propósitos renovados”, remarcó.

Algo que el profesional considera fundamental es, dentro de lo posible “mantenerse activo en esa etapa, incluyendo actividades que generen placer, evitando permanecer aislado socialmente, y fomentando el aprendizaje”. “Sobre todo tener objetivos claros para cumplir en esta etapa. Los estudios demuestran que tener objetivos específicos es uno de los mayores predictores de bienestar”, aconsejó.

Y continuó: “Mantenerse vinculado con otras personas en edades avanzadas contribuye a tener un mayor bienestar, ya que sentirse aislado socialmente es uno de los factores de riesgo para el deterioro cognitivo. El aislamiento social y la sensación subjetiva de soledad son factores de riesgo tan importantes como, por ejemplo, el tabaquismo. Poder estar en contacto con otros y generar lazos que nos permitan compartir actividades y distendernos, es positivo para esa etapa de la vida”.

Por eso, desarrollar el bienestar psicológico, la resiliencia y los diferentes factores de protección en esas edades es de suma importancia ya que permite mantener la capacidad funcional. En este sentido, existen diferentes estrategias para tener un cerebro saludable más allá de los 60, a través de la planificación de un proyecto de vida o aplicando hábitos de sueño y técnicas de mindfulness, entre otros métodos avalados científicamente.

“Trabajar en la resiliencia de las personas mayores resulta esencial dado que les permite, al momento de tener que afrontar situaciones complejas, adaptarse con mayor facilidad y ser más flexibles antes los cambios que puedan surgir. Asimismo, existe de por sí un mayor grado de resiliencia en aquellas personas que ya han atravesado diferentes desafíos a lo largo de su vida, que en aquellas que no han experimentado demasiadas variaciones”, indicó Bustin.

La etapa en la cual se desenvuelven las personas mayores de 60 años ofrece una gran cantidad de potencialidades, por lo cual es importante poder reconocerlas y trabajar en ellas para fomentar una vida cada vez más activa, incorporando estimulación cognitiva, actividad física, meditación, dieta saludable, descanso adecuado, aseo personal y controlando los riesgos cardiovasculares. “El entrenamiento del cerebro a lo largo del desarrollo evolutivo es importante ya que mantenerse estimulado cognitivamente lleva a que en edades avanzadas el deterioro cognitivo pueda retrasarse o incluso prevenirse”, finalizó.

Nota escrita para Infobae: https://bit.ly/4161Gfg

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